Serapio
Argüelles, un campesino de Motañuela, caserío ubicado detrás de Tapa de
Piedra, por la vía de Barquisimeto narró: Una noche me fui a cazar con
un compadre mí llamado Nicolás Cedeño, de Acarigua, por los alrededores
de la represa de Las Majaguas y cuando ya
estábamos internados en la montañita, nos salió un venado grande y
cuadrado, bien jamao. Yo le dije a mi compadre, que es mejor tiro que
yo: Zámpale, compa…que no se vaya. Mi compadre se asentó la escopeta en
el hombro y al mismo tiempo que él se acomodó pa` echale plomo al bicho,
éste se paró frente a nosotros y se quedó mirando con ojos muy
extraños, parecían centellas. Los dos nos miramos con temor y el venado
duró buen rato parado sin que mi compadre pudiera
dispararle. Luego se desapareció sin verlo correr, ni el rumbo que
cogió. Ahí mismito, frente a nosotros. Inmediatamente, muy asustados,
nos regresamos para la casa.
Los
cazadores siempre han sido presa de espantos y aparecidos que,
supuestamente, custodian las reservas naturales de la tierra. El señor
Francisco Sivira nos narró una experiencia que le sucedió en sus años de
adolescentes:
Nosotros,
Silvestre, Oswaldo y Arístides Bracho, una hermana de ellos llamada
Alejandra, Pedro Jiménez y yo, estando muchachos, nos gustaba mucho la
cacería y siempre acostumbrábamos hacerle trampa a los animales.
Una
vez, aquí en Caramacate, todo esto era posesión de mí papá. Los
muchachos se vinieron a quedar un tiempo con nosotros, entonces nos
pusimos de acuerdo y preparamos 18 trampas cada uno hizo tres, porque
hasta la muchacha hizo las de ella. Se trataba De un hueco como de un
metro de hondo, los cuales tapábamos con bejucos y hojas secas. Todos
los días al levantarnos salíamos a revisar las
trampas y siempre caían picures, conejos, cachicamos, rabipelados y
hasta lapas. Una mañana como a las once, estábamos revisando las trampas
y todas estaban vacías. En la penúltima conseguimos una mapanare enrollada y en la última un picure.
Oswaldo gritó: Aquí esta uno y una voz que venía por dentro de la tierra como desde la primera trampa respondió con tono espeluznante:
Aquí esta otro. Todos salimos corriendo para la casa y hasta la fecha,
ya tengo 64 años y no he vuelto a cazar con trampas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario